jueves, 17 de marzo de 2011

Sedes del poder (I): el Parlamento de Rumanía

Durante el gobierno de Nicolae Ceauçescu (1974/1989), el régimen comunista de Rumanía llevó a cabo una política de reconstrucción que –en realidad– destruyó gran parte de los edificios históricos de Bucarest para sustituirlos por gigantescas moles adaptadas al gusto megalómano del autoproclamado ConducatorEn la década de los años 70, el matrimonio Ceauçescu quedó tan impresionado por el trazado urbano de Pyongyang –la capital norcoreana– que cuando la naturaleza volvió a sacudir Bucarest con un fuerte terremoto en 1977, el líder rumano aprovechó el seísmo para levantar una nueva capital con enormes edificios oficiales. Una decisión autoritaria que conllevó el desplazamiento forzoso de miles de bucarestinos que vieron cómo se derribaron sin contemplación sus hogares. Se calcula que la expropiación afectó a más de 10.000 viviendas.

Según el proyecto original, la imponente Casa del Pueblo pretendía reunir todas las instituciones del país en un único emplazamiento; es decir, desde el Gobierno y todos sus ministerios hasta el Parlamento. Lógicamente, para que esa multitud de órganos cupiera en un único edificio, la sede debía tener unas proporciones inmensas. Y así fue: solo la fachada principal mide lo mismo que seis campos de fútbol y el resto de cifras le va a la zaga. Entre 1984 y 1989, más de 200.000 trabajadores de todo el país trabajaron día y noche para levantar un faraónico mamotreto de 12 pisos –y, se dice, que otros tantos sótanos– que mide 86 metros de alto, 270 de largo y 240 de ancho, ocupando una superficie de 330.000 m² y un volumen de 2.550.000 m³. Para que te hagas una idea: si el interior de un coche de tamaño medio tiene un volumen cúbico de 30 metros, la sede del Parlamento rumano ocupa lo mismo que 85.000 automóviles amontonados formando un cubo. Y, por si fuera poco, para dar al edificio un mayor realce, el conjunto se levantó sobre una colina artificial situada frente al extenso Bulevar de la Unión. Hoy en día, si no tienes un gran angular en tu cámara, necesitarás caminar un buen trecho por ese bulevar para poder enfocar una parte de la fachada principal del Parlamento.


Con la revolución de 1989 –cuando el dictador y su esposa fueron ejecutados tras un juicio sumario– el nuevo gobierno democrático se planteó la posibilidad de demolerlo, pero la propuesta inicial se desechó por su elevadísimo coste. Como tampoco prosperó la idea de vendérselo a un empresario para montar un casino; en su lugar, se rehabilitó como sala de congresos, Museo de Arte Contemporáneo y sede del Palatul Parlamentului o Palacio del Parlamento. En la actualidad, las Cortes rumanas son el segundo edificio administrativo más grande del mundo, superado tan sólo por el Pentágono de Washington (Estados Unidos).

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